sábado, 23 de febrero de 2013

Kneipen (Café Brussels)


En un bajo de una plaza de un barrio, literalmente se esconde un pequeño café llamado Brussels.

La plaza tiene por nombre "Brüsselerplatz" y a los pies de su iglesia (St. Michael) se reúne, cuando el tiempo lo permite, gran parte de la juventú Colonial. Tanta puede llegar a ser la aglomeración que a veces se asemeja al más puro botellón español, pero ojo, aquí cada uno tiene su cerveza de medio litro adquirida en el Kiosk de la esquina, donde a la hora punta se forman hermosas colas.
Las bebidas de alta graduación son raras de ver, nada más allá del pequeño botellín de Jägermeister o similares.

"Déjanos dormir. A partir de las 22 horas hay que cortarse un poquito con el ruido en la plaza eh?"

(La foto dice: "Déjanos dormir. A partir de las 22 horas hay que cortarse un poquito con el ruido en la plaza eh?")

Un par de mesas de pimpon, diversos restaurantes y algún que otro garito nocturno de fiestuqui (futuro objeto de otra entrada bloguera) rodean la plaza para que la peña no se escape.

El barrio se llama "Belgisches Viertel" pues en la zona, las calles reciben el nombre de ciudades Belgas. Es un barrio relativamente carero para vivir pero agradable.

























Pero hablemos ya del café Brussels. Es un sitio bastante tranquilo con un sofá peligrosamente cómodo donde se pueden saborear unos EEeeeexquisitos pasteles caseros. Hasta ahora tan solo probé la típica tarta de queso con arándanos... o fresas... o lo que sea eso, y una de chocolate. También hay chocolate con chili... sí, con chili, eso me pareció entender, manzana y no me acuerdo que más.
El "pack TazaCacao-Pastel sale por 5.70€.




Me consta que aquí también se hacen conciertos, pero no sé con qué asiduidad, pero por el momento me importa bastante poco, este es el perfecto refugio para leerse un libro tranquilo con atracón de pastel incluido o para hablar con amigos un buen rato.


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