Cualquier domingo pletórico de vacío y horas que rellenar con paseos eternos, es perfecto candidato para consumirse en el café Storch.
Aquí podremos tomar Caipirinhas, mojitos, Kölsch, café, cacao... en un ambiente algo decadente, estudiado al detalle que solo los adornos caóticos añadidos año tras año pueden ofrecer. El ambiente del café Storch no es el de un catálogo de Ikea, más bien surge a la luz de una lámpara "medúsica", entre buena música de Jazz y vigilado por aves de papel.
(Storch significa cigüeña, pero la gran mayoría de pajarracos que aquí se pueden ver, tropezados en lugar de posados, parecen nacidos de una mente enferma y acorralada por fiebres tropicales).
Las paredes se aprovechan, alguna que otra vez, para exponer cuadros o fotografías, pero es algo anecdótico, son solo dos o tres.
Creo recordar que algunos martes o lunes proyectan cortometrajes (hay que joderse... a principio de semana).
El local abre a partir de las 16:30 y los fines de semana está abierto hasta la 1:00 o 2:00... no me acuerdo muy bien. Nada más abrir y durante un par de horitas está bien para leer en alguna esquinita, camuflado y sin llamar la atención, cuando se hace más tarde la cosa ya es más dificil, tan solo podremos hablar con los amigüitos en un ambiente "íntimo" que es el eufemismo de "oscuro de cojones" pero no por ello menos molón.
